Por
norma general podemos entender que un perro comienza a entrar en la etapa de
la vejez cuando cumple el 75% de la esperanza de vida de la raza a la que
pertenece, aunque en cada individuo deberemos observar cuál es su estado
general (que vendrá influenciado además de por la genética, por la vida que
haya llevado) e ir adoptando cambios en función de sus propias necesidades. Prestar
atención a los cambios se convierte en algo fundamental.
Como en
las personas, las enfermedades o dolencias se hacen más presentes, por lo que
siempre es importante realizar revisiones veterinarias periódicas aunque no
apreciemos síntomas. A pesar de ello, la vejez NO es una
enfermedad. Pero si es una mayor dificultad
para adaptarse a los cambios, para recuperar la homeóstasis (capacidad del
organismo para mantenerse estables, para autorregularse).
En esta nueva etapa las necesidades
y comportamientos varían, por lo que tenemos que adaptar la convivencia para
cubrir correctamente sus nuevos requerimientos.
Cambios
en el perro:
- Disminución la capacidad motora. Pérdida de masa muscular y de densidad
ósea, también de flexibilidad, surge la artrosis, etc.
- Disminución la capacidad sensorial. Pierden agudeza visual, auditiva, gustativa,
etc.
- Degeneración de su sistema cardiovascular.
- Son más sedentarios. Tienden a coger peso por la disminución del gasto
energético y porque su metabolismo es más lento.
- Su sistema gastrointestinal también se hace más lento y tienen menos
capacidad de desintoxicación, por lo que puede ser necesario un aporte extra
de fibra adecuada.
- Las necesidades higiénicas varían (aumentan el número de micciones y
pueden padecer diarreas o estreñimientos).
- Disminuye su capacidad para regular la temperatura por lo que llevan
peor las temperaturas extremas. Cuidado con el frío, la humedad, la lluvia,
los golpes de calor, …
- Pueden tener pérdidas de memoria o cambios de comportamiento.
- Cambios hormonales.
Dolencias
y enfermedades más frecuentes y sus principales síntomas.
Durante
esta etapa, la atención temprana de cualquier enfermedad se hace muy
importante. Repasamos las enfermedades más frecuentes y sus síntomas.
- La artrosis. Conlleva dolor por la pérdida de movilidad de
articulaciones y el desgaste de los cartílagos. Notarás que le cuesta más
realizar determinados movimientos e incluso que llegue a quejarse.
- Dolencias
cardíacas, con soplo cardíaco o sin
él. Los primeros síntomas a los que se deben prestar atención pueden ser una
tos persistente, dificultad respiratoria y una dificultad para recuperarse después de la actividad física.
- Insuficiencia
renal. Si observas que orina con
más frecuencia (pipí más claro) y bebe mucha más cantidad de agua, pierde el
apetito o tiene náuseas, desciende de peso repentinamente… acude sin falta a una clínica veterinaria
para un examen de sus riñones.
- Síndrome de
disfunción cognitiva. Es una
afección progresiva en la que el perro puede sufrir desorientación, no
reconocer su nombre, ni a las personas con las que convive, cambios en los
ritmos del sueño, deambulaciones
nocturnas…. Cuanto antes se detecte, antes se puede comenzar con el
tratamiento que ralentizará su progresión.https://www.google.com/url?sa=t&source=web&rct=j&url=https://www.purinaspain.es/perro/pro-plan-veterinary-diets/funcion-cognitiva/pdf/escala-cawec.pdf&ved=2ahUKEwimmYyD8f3tAhUrxYUKHTXUCcMQFjAEegQIDxAB&usg=AOvVaw0tODH5SwGNONBu0jXVppda
- Pérdida de
visión. El sentido de la vista, en
importancia, está por detrás del sentido del olfato para un perro. Sobre todo
si esa pérdida es progresiva, el animal podrá adaptarse perfectamente a su
nueva situación. Para ayudarlo, evitaremos cambiar las cosas de sitio en el
hogar, incrementar más aún sus rutinas, ayudarlo con diferentes esencias para
identificar cada estancia de la casa, señalizar caminos con alfombras, etc…
Es importante saber que nunca debemos usar medicamentos de humanos sin consultar con nuestro veterinario ya que pueden ser muy tóxicos para los perros (como ejemplo nombraremos el paracetamol, que está en todos los hogares y es muy tóxico para los perros).
La
convivencia:
En
general, cobra una gran importancia, en esta etapa, mantener una rutina que
aporte previsibilidad y seguridad al animal (evitar cambios); adaptar el
hogar (control del entorno) para evitar accidentes no deseados (caídas por
escaleras, desorientaciones,…) y favorecer el enriquecimiento ambiental con
actividades que logren que su deterioro cognitivo se ralentice (alfombras
olfativas, juguetes tipo Kong, ejercicios sencillos en positivo…).
Se
podría hablar de una especie de “licencia de abuelo”, en paralelismo con la
“licencia de cachorro”, por la que debemos permitir que el perro anciano vaya
a su ritmo, haga un poco lo que quiera, no someterlo a limitaciones o
presiones.
Paseos.
Los
paseos son absolutamente necesarios, pero se adaptarán a la nueva realidad
del perro. Seguiremos las normas básicas para paseos previstas en la guía de adaptación de este este blog y además tendremos en
cuenta los siguientes puntos:
- Puede ser necesario aumentar el número de salidas a
la calle para adaptarnos al número de micciones.
- Las distancias, ritmos, paradas necesarias para
descanso y sueltas de los paseos se adaptarán al nuevo estado físico del
perro. Tendemos siempre presentes sus necesidades antes que las nuestras
propias (correr, ir en bici, quedar con amistades en parques caninos,…).
- El deterioro físico y/o cognitivo pueden hacerle más
difícil socializar con otros perros o personas por lo que prestaremos
atención a las señales y disminuiremos las interacciones si fuera necesario.
- Evitaremos horas de temperaturas extremas ya que
tienen más dificultades para sobrellevarlas.
El contacto.
Dolencias típicas de la edad avanzada, como la artrosis, pueden hacer que aparezca dolor en el momento del contacto, por lo que pondremos especial cuidado con manipulaciones bruscas, repentinas, inesperadas, innecesarias, …
Es
importante que busquemos algún momento del día para estar junto a él
aportándole un contacto calmado, en silencio y de calidad, evitando el exceso
de caricias. Aprender sobre comunicación canina será muy importante para
conseguir este contacto de calidad.
Los
masajes relajantes, los baños de sol, estiramientos (siempre con supervisión
veterinaria), aportarán calidad a sus días.
El descanso.
Los perros ancianos son más sedentarios, pero
logran dormir y descansar menos porque tienen más dificultad para conciliar
el sueño, presentan despertares intrasueño y periodos de vigilia nocturna
prolongados.
- Como norma
general debemos dejar a los perros elegir el lugar que prefieran para dormir.
Al ser animales sociales, lo normal será que prefieran descansar en la misma
habitación en la que se encuentra el resto de la familia, aunque no siempre
es así.
- No
interrumpiremos su descanso, ya sea llamándolo, tocándolo o de cualquier otra
manera. Un perro anciano puede necesitar descansar unas 18 horas al día, en
un entorno tranquilo.
- Debemos cuidar la dureza de la superficie sobre la que descansa
porque es el lugar donde más tiempo pasan al día y elegir la que pueda
mantenerse con una higiene adecuada, ya que habrá que limpiarla con más
frecuencia.
La alimentación.
El
perro anciano tiene un gasto calórico inferior y un metabolismo más lento,
por lo que tenderá a engordar y ese sobrepeso le perjudicará a nivel óseo y
articular, así que será muy importante adaptar la alimentación y reducir las
grasas y calorías.
La
falta de sensación de sed y la deshidratación paulatina del organismo, es
algo que se produce naturalmente durante el envejecimiento. Por ello, debemos
observar si bebe suficiente líquido, de lo contrario habría que añadir agua,
caldo o similar a su comida. No obstante es conveniente proporcionarle alguna
toma de alimento húmedo en exclusiva (latas de comida para perros por ejemplo
u otras opciones bajo consejo de un nutricionista). La buena hidratación de
nuestro perro evitará y/o retrasará problemas como la insuficiencia renal.
La convivencia con otros perros en la casa.
Cuando se trata de incorporar un
perro senior a un hogar nuevo, lo ideal es que no haya cachorros o perros
adolescentes, muy jóvenes, inmaduros, …, porque sus necesidades y ritmos
serán muy diferentes. Lo ideal sería que pudiera compartir su vida con otros
perros adultos, tranquilos y equilibrados.
Tampoco recomendamos incorporar
cachorros a un hogar donde haya uno o varios perros senior, ya que supondrá
un gran esfuerzo de adaptación en la última etapa de su vida, cuando sus
facultades ya están mermadas.
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